«El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el hombre»,Jean-Paul Sartre

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Y el resto es historia

OKRs

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Quien me conoce sabe que me fascina Big Fish. Tanto que casi dejo de hablar a un familiar porque me dijo que la había visto y resultó ser una mentirijilla. El caso es que me gusta tanto, que su leitmotiv lo aplico a diario. Si se puede edulcorar un recuerdo, si se puede hacer más llamativo, ¿por qué no hacerlo? Como al protagonista de la película, me aburren las anécdotas lánguidas y me alucinan las que tienen efectos especiales. Me divierte más escucharlas, sin duda contarlas y, por supuesto, me hacen más gracia.

Tanto en la vida como en los negocios, hay que echarle un poco de purpurina ahí. Porque «Reading is sexy» dicen en Jot Down y «In Spain we don’t say it’s impossible. We say: ¿qué no? Sujétame el cubata. And I think it’s beautiful».

Esto mismo ocurre en el mundo start-up. En nuestra mente todos van en sudadera, hay un futbolín, coaching continuo, el córner de snacks es infinito, la gente es mejor amiga y, por supuesto, la idea surgió en un garaje.

«Un hombre cuenta sus historias tantas veces, que al final él mismo se convierte en esas historias, siguen viviendo cuando él ya no está; y de este modo, el hombre se hace inmortal» se escucha al final de Big Fish. Y esto lo sabían Jobs, Gates, Zuckerberg&compañía.

¿Pero realmente hay libros, documentales y pelis sobre sus historias solo porque molan? Evidentemente no. Un iceberg no se sostiene sin el 90% que no se ve.


Por ello, me harto de oír a personas que están esperando la gran idea o que no lo hacen porque ya existe cuando a la vez veo cómo marcas en sectores tradicionales se hacen un hueco y no, no han inventado la pólvora. Y es que la ejecución lo es todo; por eso quiero pararme en una metodología de trabajo que acabamos de implantar en mi oficina: los OKRs.

Los Objectives and Key Results es un protocolo de gestión que fomenta el crecimiento exponencial ya que alinea al equipo estableciendo una serie de metas visibles para todos con unos resultados que derivan de estos totalmente medibles. Consigue que todos los departamentos estén en la misma página.

En Measure what matters de John Doerr se cuenta la magia de estos en empresas como Google e Intel y se explican en distintos casos prácticos cómo aplicarlos. Y así estoy yo tras su lectura: mientras el debate para unos es si ser camello o unicornio, yo solo quiero ponerme en la calle como Dude with a sign recomendando este libro a diestro y siniestro.

Llevamos dos meses y es difícil predecir si funcionarán, por ahora son solo sensaciones, pero puedo decir que parecemos más enfocados, incluso más motivados. Siento que hemos encontrado la fórmula para trabajar de manera más eficiente y medible. ¿Hasta dónde podemos llegar?

Quiero creer que en un futuro no muy lejano, alguien empiece a contar nuestros comienzos, nuestros aciertos, nuestros errores y cuando llegue a un punto álgido, con todas las miradas puestas en él, haga unos segundos de parón, dé un trago a su cerveza y suelte…

Y el resto es historia.