«Para que un autor logre interesar al lector debe tener algo que contar, tener ganas de contarlo y saber contarlo», Bruce Chatwin

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La mejor banda sonora

Growth Marketing

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Se dice que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y aunque suela usarse para poner en valor relaciones pasadas, yo me entregué al dicho cuando la radio de mi coche murió hace unas semanas. La espera a la cita en el taller se me hizo eterna: trayectos en silencio y sin nuestras canciones y digo nuestras porque no tengo para conectar el móvil y me recaudo en los discos que hacía cuando se hacían discos. ¿Beneficio? Te gustan todas (las que no están rayadas, claro). ¿Inconveniente? La nostalgia, la emoción, es como viajar al pasado cuando siendo adolescente veías las gotas de lluvia caer en la ventanilla del coche y te creías en un vídeoclip con Kiss FM de fondo. Te metías de lleno y ahora te percatas de que cada momento de tu vida tiene su canción, esas que todo lo elevan.

«La vida sin música sería un error», decía Nietzsche y uno sabe que es una verdad como un templo viendo Tiburón y sus dos terroríficas notas, cuando Guido pone a todo volumen el Barcarolle en La Vida es Bella, el fútbol «is coming home», la orquesta del Titanic tocando hasta el final… Pelos de punta.

La música todo lo potencia. De ahí, los jingles de los anuncios (sí, los Fernández son muy amables), los himnos y la importancia del DJ en los eventos, sin olvidar el hilo de los cuartos de baño.

Estos días, hablar de música me sirve para alegrarme de que ya tengo radio pero también cuando me preguntan qué es el «growth marketing». Ambos son aceleradores, consiguiendo grandes resultados con poco esfuerzo («cumpleaños feliz» son solo 5 palabras pero cómo sonríes) o con algo más de estrategia.

Algunas hacen análisis de audiencia previo (no creo que el reggaeton sea pura improvisación) pero otras son románticas pues se basan en la experimentación y acaban tocándote toda tu fibra como el marketing de crecimiento que puede impactar desde la adquisición hasta la retención.

De entre todos los casos de growth, hay uno que me impresiona, el gatillo más fino para desencadenar un torrente de emociones y, la clave, un hábito: esas canciones que puedes escuchar una y otra vez. Hablo del programa de membresía de Amazon Prime.

Se lanzó en 2005; con un pago de 79$ al año y solo con el transporte de 9 pedidos ya lo compensabas. Muchos predijeron que fracasaría porque la empresa no podría aguantar el coste de los envíos pero ocurrió todo lo contrario. El ahorro y la entrega en 2 días hicieron que sin importar lo que tuvieses comprar, querías hacerlo en Amazon. Se había creado el compromiso con la plataforma y en tiempo récord. Según Bloomberg Businessweek, Amazon había previsto que tardaría 2 años en recuperar su inversión en el programa. Al parecer lo logró en 3 meses.

La evolución del «hook» la conocemos todos: prime vídeo, prime day… Y queremos replicar esos ganchos, esas notas de la mejor banda sonora.

Con el «growth marketing» es posible. Empiece tu tienda por A… O por Z.