Después veía una entrevista a Oscar Pierre, fundador de Glovo, en el que confesaba recibir llamadas completamente interesadas que a priori parecían amigables pero realmente tenían un fin concreto. Tras un «eh qué tal, ¿cómo va la vida?», un «oye una cosa, te quería comentar...».
Ambas historias me dieron que pensar.
Como Amanda Palmer, estrella del rock, pionera del crowdfunding, conferenciante, y más, sostengo que pedir (bien) es un arte ya que se debe combinar emoción, practicidad y hasta filosofía, para dar frutos, incluso a veces para ambas partes. «Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da» cantaba Jorge Drexler y es cierto pero en ese camino, no está de más...
I. Perder el miedo
La mismísima Palmer, en un aprieto económico, tenía pánico de pedirle el préstamo a su entonces marido, el famoso escritor Neil Gaiman, dispuestísimo a ayudar. Tiene gracia pues, a veces, no tenemos pudor en pedir un tampax a unas extrañas en un cuarto de baño pero con nuestra familia y amigos, nos paralizamos y volvemos incapaces.
II. Ser directo y ser honesto pero a la vez ser sutil y original
La franqueza con educación, encontrar el momento adecuado, un mensaje idóneo y personalizado. ¿Habéis visto el vídeo de un niño aconsejando a su hermano sobre cómo conseguir lo que quieres de los padres? ¿Y el que se volvió viral al tirarse en paracaídas enseñando que estaba Open To Work? Aunque sea un meme lo primero y un extremo lo segundo, ambos destilan claridad, honestidad, sutileza, originalidad.
III. Reconocer el talento del otro y ponerlo fácil
En Fortuna de Hernán Díaz:
«- Ya sé que no es el mejor momento-dijo, levantando la vista con timidez-. Con lo ocupada que estás y tal. Pero…me preguntaba si me podrías pasar un artículo a máquina. Se lo quiero enseñar a alguien a alguien del Sun. Quedaría mucho mejor. Sin prisa. Tengo las páginas aquí, pero si no puedes…
Era la primera vez que Jack me pedía ayuda abiertamente o reconocía mis talentos.
-¡Por supuesto! Lo que necesites. No debería tomarme mucho tiempo.
-Gracias. Quedará mucho mejor-repitió-. Te dejaré las páginas en tu mesa».
Si estás recaudando dinero para una causa, que sea fácil donar. Si necesitas 30 minutos con alguien, que sean donde y cuando éste quiera.
IV. Haz seguimiento
Como con las películas, quieres saber cómo acaban. Y más si acaban bien. Si alguien te ha echado un cable, lo mínimo es informar de los avances.
Por tanto, perder el miedo, personalizar, ponerlo fácil y hacer seguimiento. Sin olvidar lo más básico en el arte de pedir: dar, aceptar y… Dar las gracias.