Nació en 2016 y como los clásicos llegó para quedarse. Tenía grandes ventanas, una agradable perspectiva de la calle Hermosilla con Lagasca y una decoración «que evitaba con holgura el problema de la adscripción a un periodo determinado, así como la rigidez, la pomposidad, la excesiva desnudez o la decadencia. No olía ni a humo ni a incienso: era una estancia larga y ligeramente azul».
El comedor vivía en constante búsqueda de ser «una cosa segura, como un estilo en arquitectura o en muebles». Dar los mejores desayunos, las mejores comidas, las mejores cenas. Siempre. Y, cómo no, los mejores cócteles en su gran lobby al que podrían entrar habitualmente Anthony, Maury o Gloria.
La elección del nombre no había sido casual. Tampoco lo había sido en 2004 cuando Kate Moss lo eligió como tema para la fiesta de su treinta cumpleaños. Allí dentro se creaba una atmósfera de rebeldía, de juventud, de sueños, de prosperidad; Hermosos y Malditos lo decía todo. Le hacía a uno sentirse un personaje importante, parte de un relato, de una historia, de una novela que construir probando la lasaña, compartiendo la crema de limón, saliendo a cuestas tras demasiados Zeldas. Pero salir con ganas de más, de volver pronto.
Hermosos y Malditos
Hermosilla 23
28001, Madrid
+34 91 109 14 41 reservas@hermososymalditosmadrid.com
Fotos: Silvia Álvarez Valdés
