«Un tren que parte es la cosa del mundo más parecida a un libro que se acaba», Benito Pérez Galdós

Encuentra tu librería

Abierto hasta medianoche

Marc Jacobs, el librero

Foto: Mike G.

-

En mayo de 2016 aparecía en Vanity Fair un artículo sobre el affaire entre Camilo José Cela y la televisión y cómo «hubo un tiempo en el que primero se publicaban varios libros y después se aparecía en televisión». Ahora es completamente al revés. En la pequeña pantalla, en Youtube e incluso en Twitter, más te vale tener presencia en las redes sociales si quieres acabar firmando ejemplares en la caseta de la feria del libro.

Y por favor, que nadie se confunda, no voy hablar de lo preocupante que es esta realidad porque al contrario: larga vida al intrusismo. Me demuestra una y otra vez que el formato, el papel y el escribir dan prestigio. Todos lo quieren. Y que de las tres cosas, plantar el árbol, tener el hijo y escribir el libro, se disputa el primer puesto. Poder firmar ejemplares es, sin duda, la confirmación de haber llegado a lo más alto.

Por eso me fascina que después de Marc by Marc Jacobs, el que fuera director creativo de Louis Vuitton, crease Bookmarc. By Marc Jacobs, por supuesto. En 2010, cuando parecía que el ebook acabaría con la faz de la tierra, el diseñador abrió esta librería en Bleecker Street, en el West Village de Nueva York, sin saber que en menos de seis años se lanzaría con otras y hasta en otros continentes: Londres, Tokyo, Los Angeles.

Libros de arte, de fotografía, lógicamente libros de moda, son algunos de los títulos que se encuentran en estas librerías. Por cierto, bonitas hasta decir basta. De las que te apetece comprar lo que sea aunque no hayas abierto Vogue en tu vida. Iconos del “mundillo” como Carine Roitfeld y Grace Coddington son algunos de los personajes habituales de Boomarc, ya sea para firmar sus propios libros como para asistir a los múltiples eventos que se organizan. Marcan en sus agendas las presentaciones conscientes de que es The place to be si quieres become alguien en la vida.

Y quien no lo crea, que se lo diga a este perro.